La cantante Cherifa Kersit procede de la comunidad bereber de Marruecos. Nacida en 1967 en Tazrut Mu Uxbu, en la región de Khénifra, en el Atlas Central, no fue nunca a la escuela, algo normal entre las jóvenes de su tiempo y también entre muchos de los cantantes y compositores de su cultura. Educada para el matrimonio, su rebeldía y su amor por la música le llevaron a sortear el destino hacia el que parecía encaminada desde el mismo día de su nacimiento. Primero se rebeló contra su padre y luego contra su marido convencida de que lo suyo era llevar el canto y la poesía de su pueblo por todas partes.
Cuando tenía 16 años comenzó a actuar en bodas y fiestas populares. Su reputación como intérprete fue en aumento gracias al impulso que en los años ochenta le diera un destacado cantante de la región, Mohamed Rouicha. Hasta entonces, Cherifa nunca había mostrado su deseo de grabar bajo su propio nombre, actuando junto a otros reputados nombres de la canción bereber, como Mgheni o Aziz Arim. Su álbum de debut, que lleva por título Berbère Blues, contiene bellísimas interpretaciones del patrimonio poético y rítmico de su región .
Con este álbum, Cherifa rehabilita, con su técnica, su estilo personal y su voz potente, el arte de las cheikhats (cantantes), que durante largo tiempo fue menospreciado por cierto público. La ruptura de tabúes y el ensalzamiento de lo femenino en su estilo musical, nacido en el entorno de la transformación que ha sufrido la sociedad marroquí, la han llevado a ser considerada, en el seno de la comunidad bereber, como una de sus más grandes representantes.
En una crítica de la publicación francesa Télérama, se leía de Cherifa Kersit: “uno se queda, después de haberla escuchado, hechizado por su canto antiguo, hecho para atravesar las montañas, llegado de los más recónditos lugares del alma”.