Nacido en la aldea maliense de Niafunké en 1955, Afel Bocoum es el discípulo más aventajado de Ali Farka Touré, el gran maestro del blues africano, fallecido este mismo año y con el que tocó durante mucho tiempo.
Hijo de un músico que animaba las bodas y otras celebraciones festivas, Afel es consciente de la importancia que la música tiene en Mali como fuente esencial de información. “En mi país sólo el 30% de la población está alfabetizada. Son muy pocos los que leen periódicos o escuchan la radio. Es necesario emplear las canciones para hacerles llegar el mensaje que deseamos. A través de la música organizamos nuestra sociedad”, comenta este ingeniero agrónomo, que no duda en incorporar a sus canciones temas tan poco poéticos como los métodos de cultivo o de irrigación, pero muy útiles para los granjeros que tratan de sacar el máximo provecho de la tierra.
En 2006 ha publicado el álbum Niger, en honor al río que da vida a una gran extensión de Mali y, por supuesto, a su aldea. “Sin el río Níger, no se podría hablar de Niafunké. Mi inspiración nace de ese río que, lamentablemente, día tras día, se va secando. La gente no cree que estemos ante un grave peligro. Yo he aprovechado para hablarles de este problema en el disco”. Afel es, junto a su grupo, Alkibar, el mensajero del Níger.
Este trabajo discográfico provoca inmediatamente en quien lo escucha la siguiente pregunta: ¿es posible oirlo sin pensar en Ali Farka Touré? La respuesta es sencilla: no. Afel aprendió todo lo que sabe del músico más famoso de Mali. Su herencia, musical y personal, está ahí y a él dedica el tema que abre el álbum.