BREVE HISTORIA DEL BALNEARIO
Es el siglo XIX el más pródigo en anecdótas acerca de los dos manantiales que surten de agua al actual Balneario de Valdefernando. Con anterioridad, las leyendas se pierden en la memoria de los tiempos, si bien algunas apuntan al uso de estas aguas por los hortelanos de la zona y a las cualidades curativas que éstas hicieron entre ellos y vecinos de otras localidades. En la Serena, Villuercas y Siberia se conoce desde antaño el efecto de estas aguas mineromedicinales en pacientes con problemas reumáticos, heridas, herpes, ojos, nervios, etc. Cuenta una leyenda que un ganadero observó los efectos que el agua realizó sobre la piel de una cabra "puesta al remojo" durante un día; el tal ganadero, Miguel Jiménez, en 1820, vio como la piel quedóse totalmente pelada.
La noticia se fue propagando y el número de bañistas aumentó de tal forma que incluso Pascual Madoz, en su Diccionario Histórico Geográfico de Extremadura, cita las virtudes de las aguas de los manantiales de Valdefernando, que servían para curar "enfermedades de ojos, reúmas y otros, siendo muy concurrido ...". En 1830 se declararon las virtudes curativas del sitio de Valdefernando, en Valdecaballeros, por expediente del Gobernador Mayor y Juez privativo de las Reales Dehesas de los Guadalupes de San Lorenzo del Escorial, a donde pertenecía entonces Valdecaballeros. Años después, el Balneario continuó siendo visitado por multitud de pacientes, que venían de toda Extremadura, Castilla-La Mancha y Andalucía, y que se hospedaban en algunas edificaciones de los alrededores de Valdefernando y Valdecaballeros. En estos últimos años, ha sido la iniciativa del Ayuntamiento de Valdecaballeros y la ayuda económica de Instituciones regionales, las que han conseguido la edificación de unas modernas y cómodas instalaciones.
El edificio nos recuerda construcciones con ciertas reminiscencias árabes y visigodas, en recuerdo de la época en que estas tierras fueron lugares habitados por contemporáneos de las dos culturas. A pocos kilómetros, las antiguas fortalezas árabes de Sajra-abi-Hassam, o la de Venazarre, coronaban los picos majestuosos del actual Puerto Peña. Tampoco podemos olvidar que los términos de Valdecaballeros y Valdefernando nos hablan de valles poblados, probablemente en época de dominio de dos de las más importantes Órdenes Militares del oeste peninsular, la Orden del Temple y la de Alcántara, y que aún hoy día esta zona depende eclesiásticamente de la Diócesis de Toledo. Cerca, a pocos metros del balneario, se encuentra la Ermita de los Baños, lugar éste de veneración de la Virgen de Fátima y de San Isidro. |